Es un tipo de cáncer que se origina en los riñones. Los riñones son órganos pares ubicados en la parte posterior del abdomen, cerca de la columna lumbar. Tienen múltiples funciones, como filtrar la sangre y producir orina, además de desempeñar un papel importante en la producción de algunas hormonas.
Los factores de riesgo se agrupan en aquellos asociados con sustancias tóxicas, como las contenidas en el cigarrillo, o aquellos a los que están expuestos los trabajadores de ciertas industrias. Otros factores de riesgo incluyen enfermedades crónicas que afectan los riñones, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la enfermedad renal crónica.
Por lo general, el cáncer de riñón se presenta en pacientes que tienen uno o más de los factores de riesgo mencionados. Sin embargo, aproximadamente el 5% de los casos se presenta de forma hereditaria.
Los síntomas más frecuentes incluyen sangrado en la orina (que puede ser detectado mediante pruebas de laboratorio o ser evidente para el paciente), dolor en la región lumbar, presencia de un tumor en la región abdominal en uno de los flancos y pérdida de peso.
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Si tú o un ser querido han sido diagnosticados con cáncer de riñón o estás buscando respuestas después de haber experimentado síntomas que podrían indicar la posibilidad de tener cáncer de riñón, aprender sobre la enfermedad puede ayudarte a sentirte mejor preparado antes de hablar con un médico sobre la afección y las opciones de detección y tratamiento disponibles en caso de que tus sospechas se confirmen.
Es común que cuando se diagnostica el cáncer de riñón, se detecte en etapas localizadas, hasta dos tercios de los casos. Muchas veces se detecta a través de estudios de imagen, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, realizados por otros motivos. Generalmente, no hay síntomas cuando se detecta de esta manera y la mayoría de los casos están localizados.
Otra forma de presentación es a través de síntomas relacionados, que deben alertarte y motivarte a buscar una evaluación médica. Estos síntomas son los siguientes:
1. Sangrado a través de la orina: puede ser evidente, ya que la orina se torna de color rojo, o puede detectarse a través de un examen general de orina que revela sangre en forma microscópica. Este síntoma es el más frecuente.
2. Dolor abdominal sin explicación: si experimentas dolor en el abdomen y no hay una causa clara, es importante buscar atención médica.
3. Presencia de un tumor en la región abdominal, generalmente en alguno de los flancos (debajo de las costillas).
4. Pérdida de peso inexplicada.
Es poco común que se presenten todos los síntomas juntos. Solo ocurre en un 10-15% de los casos, por lo que el diagnóstico depende de una evaluación adecuada. Estos síntomas también pueden ser causados por otras enfermedades, y no necesariamente indican cáncer. Por lo tanto, es imprescindible someterse a una evaluación médica realizada por un especialista. Si presentas alguno de estos síntomas, es muy importante no ignorarlos.
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El riesgo de contraer cáncer de riñón está relacionado con tres grupos de factores de riesgo:
1 Exposición a sustancias tóxicas
Como las contenidas en el cigarrillo y otras presentes en algunas industrias, como el asbesto, el plomo, el petróleo y el cadmio, entre otros.
2 Enfermedades crónicas
Las más importantes son la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la enfermedad renal crónica. También aumenta el riesgo la obesidad y la enfermedad renal poliquística.
3 Herencia genética
Es poco común, ya que solo el 5% de los cánceres de riñón están relacionados con alteraciones genéticas. Por lo general, se presentan en pacientes más jóvenes, menores de 50 años, y pueden afectar a ambos riñones.
Si hay sospecha de cáncer de riñón, el especialista debe evaluar las características de la imagen donde se observó la tumoración en el riñón. En base a estas, se clasifica el riesgo de cáncer (no todo lo que se observa en el riñón corresponde a cáncer). Si se sospecha de cáncer, el siguiente paso es realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Existen habitualmente dos formas de realizar la biopsia. Una es mediante una punción con una aguja gruesa bajo anestesia, que se guía mediante otro estudio de imagen como un ultrasonido y/o tomografía computarizada. La otra forma es mediante un procedimiento quirúrgico (habitualmente laparotomía), donde se introduce una cámara y se toma una muestra del tumor.
Una vez que se confirma el diagnóstico de cáncer, se realiza una estadificación que consiste en una tomografía computarizada con contraste, con el objetivo de determinar la extensión de la enfermedad y detectar la presencia de metástasis.
Para tomar una decisión sobre el tratamiento, es importante considerar los pros y los contras de cada opción, así como los posibles efectos secundarios y la eficacia del tratamiento. Además, es necesario conocer la extensión de la enfermedad y realizar pruebas de laboratorio (como una biometría hemática y un nivel de calcio sérico) para determinar la mejor estrategia de tratamiento.
De acuerdo con la extensión de la enfermedad y los resultados de las pruebas de laboratorio, estos son algunos de los métodos que se utilizan con frecuencia:
1 Cirugía inicial
Se selecciona este tipo de tratamiento cuando el tumor está en etapa localizada (solo en el 65% de los casos). El objetivo es extirpar todo el tejido maligno. Después de la cirugía, puede indicarse un tratamiento adicional, como inmunoterapia, para reducir la probabilidad de recurrencia del cáncer.
2 Radiación
Se utiliza en algunos casos cuando hay metástasis.
3 En casos de enfermedad avanzada (metástasis)
El tratamiento depende de los resultados de las pruebas de laboratorio y de los sitios donde haya metástasis. Las opciones pueden incluir: inmunoterapia combinada con terapia dirigida, inmunoterapia sola o terapia dirigida sola.
Es importante destacar que la quimioterapia no tiene un papel importante en el tratamiento de este tipo de cáncer. Solo alrededor del 1% de los casos de cáncer de riñón se tratan con quimioterapia.
En este momento, no existe ninguna estrategia para la detección temprana de la enfermedad, excepto en casos hereditarios. Sin embargo, es importante tomar medidas para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de riñón. Algunas estrategias para prevenirlo incluyen:
1. Mantener las enfermedades crónicas bajo control
Es fundamental gestionar y controlar las enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la enfermedad renal crónica, ya que están asociadas a un mayor riesgo de cáncer de riñón.
2. Consumir frutas, vegetales y cereales integrales
Estos alimentos son ricos en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, que pueden ayudar en la prevención del cáncer.
3. Realizar ejercicio regularmente
Se recomienda hacer al menos 30 minutos de ejercicio al día. Si has estado inactivo, comienza lentamente e incrementa gradualmente la intensidad para alcanzar el objetivo de 30 minutos diarios.
4. Mantener un peso saludable
Una combinación de una dieta saludable y actividad física regular es fundamental para mantener un peso adecuado. Reducir el peso de manera gradual mediante un aumento de la actividad física y una reducción de las calorías consumidas diariamente es la forma más efectiva de controlar el peso.
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